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Rosario Castellanos: 100 años de una voz que sigue despertando conciencias

Este 25 de mayo de 2025 conmemoramos el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos, escritora, diplomática, intelectual y pionera del pensamiento feminista en México. Para el Grupo de estudios sobre la mujer Rosario Castellanos A.C., su figura representa no solo el nombre que elegimos para identificar nuestro compromiso con la justicia y los derechos de las mujeres, sino también una inspiración constante para actuar, pensar y transformar.

A 100 años de su nacimiento, su pensamiento sigue tan vigente como necesario. Con una pluma valiente, Rosario Castellanos desnudó las estructuras de poder patriarcales, la discriminación hacia las mujeres y los pueblos originarios, y el papel de la cultura en la perpetuación de la desigualdad.

Otro modo de ser humanos y libre…


Rosario Castellanos Figueroa nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México, pero fue en Comitán, Chiapas, donde pasó su infancia y adolescencia. Hija de una familia terrateniente, creció rodeada del contraste brutal entre el privilegio de clase y la marginación de los pueblos indígenas tsotsiles y tseltales. Desde muy joven fue testigo de una realidad atravesada por el racismo y el clasismo, pero también por el sexismo.

Su familia nunca ocultó la decepción de que Rosario fuera mujer: en sus propias palabras, fue “la hija que llegó por error”. La muerte de su hermano, varón y heredero esperado, no fue suficiente para cambiar la estructura patriarcal de su entorno. Esta experiencia marcó profundamente su sensibilidad y su pensamiento, alimentando una rebelión silenciosa que luego se expresaría en sus textos literarios, filosóficos y políticos.

Formación y pensamiento crítico: una voz que se abre paso

Tras la muerte de sus padres en 1948, Rosario se trasladó definitivamente a la Ciudad de México, donde se formó académicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obteniendo la licenciatura y la maestría en Filosofía. Allí se relacionó con intelectuales de la talla de Octavio Paz y Ernesto Mejía Sánchez, pero también experimentó las limitaciones impuestas por un mundo académico dominado por hombres, en el que su voz crítica, por momentos, fue subestimada y deslegitimada.

Posteriormente, realizó estudios de Estética en la Universidad de Madrid, lo que le permitió afinar su pensamiento filosófico y estético. Su regreso a México marcó el inicio de una prolífica carrera intelectual que desbordó los límites de los salones universitarios para incidir en la vida pública.

Vida laboral y desafíos como mujer en el espacio público.

A lo largo de su vida profesional, Castellanos enfrentó con firmeza las barreras impuestas por el sistema patriarcal. Trabajó en el Instituto Nacional Indigenista, donde coordinó proyectos educativos y culturales con pueblos originarios, y fue directora del Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil. Estas experiencias nutrieron sus obras “Balún Canán” y “Oficio de tinieblas”, novelas que retratan la compleja y dolorosa relación entre los mestizos y los pueblos indígenas en Chiapas.

Rosario Castellanos también fue una prolífica ensayista y articulista. En textos como “Mujer que sabe latín…” o “El eterno femenino”, cuestionó con agudeza los mandatos impuestos a las mujeres, desarmando con ironía los arquetipos de madre abnegada, esposa sumisa o mujer decorativa.

En 1971 fue nombrada embajadora de México en Israel, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en acceder a un cargo diplomático de esa envergadura. En Jerusalén también dio clases en la Universidad Hebrea. Su desempeño diplomático fue reconocido por su compromiso cultural y su capacidad de representación, aunque tuvo que enfrentarse, nuevamente, a la mirada incrédula de un mundo masculino.

Vida matrimonial: amor, violencia y contradicción

En 1958 se casó con el filósofo Ricardo Guerra, con quien tuvo a su único hijo, Gabriel. Sin embargo, su vida matrimonial estuvo marcada por la violencia psicológica, la infidelidad y la lucha por mantener su independencia intelectual y emocional. Castellanos habló abiertamente del conflicto entre su rol como madre y esposa y su vocación profesional, desafiando los mitos de la “mujer completa” que el sistema patriarcal pretendía imponer.

Aunque el matrimonio terminó en separación, Rosario nunca dejó de cuestionar las estructuras familiares tradicionales en sus textos, denunciando la desigualdad en las relaciones de pareja y la carga emocional y física impuesta a las mujeres.

Una muerte prematura, un legado eterno

Rosario Castellanos falleció el 7 de agosto de 1974 en Tel Aviv, Israel, en circunstancias que oficialmente se catalogaron como un accidente eléctrico. Tenía apenas 49 años. Su muerte dejó un vacío profundo en la literatura, la diplomacia y el pensamiento feminista latinoamericano.

Su legado, sin embargo, continúa vivo: sus obras se siguen leyendo en todo el mundo, sus frases siguen inspirando y sus cuestionamientos siguen siendo pertinentes en una sociedad que aún perpetúa muchas de las desigualdades que ella denunció.


Honrando su memoria: un nombre, una lucha, una inspiración

A 100 años de su nacimiento, instituciones culturales, educativas y feministas llevan su nombre en todo el país. Entre ellas, el Museo Rosario Castellanos y el Centro Cultural Rosario Castellanos en Comitán, la Biblioteca del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, y por supuesto, nuestra organización: el Grupo de estudios sobre la mujer Rosario Castellanos A.C.

En nuestro andar como organización feminista oaxaqueña, su pensamiento es faro, su ironía es herramienta, y su ternura rabiosa es fuerza para seguir luchando. En ella encontramos una mujer que, en medio de un mundo que intentó callarla, eligió decir. Y decirlo todo.

Rosario Castellanos cumple 100 años. Nosotras seguimos aquí, escribiendo con su memoria, luchando con su legado, y transformando con su palabra.

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