¿Por qué nombrar nuestros genitales incomoda tanto? ¿Por qué hablar de placer, deseo o dolor sigue siendo un tabú? En un entorno donde los cuerpos feminizados han sido históricamente silenciados, el reciente seminario de GESMujer abrió una grieta poderosa para reescribir lo que tantas veces nos fue negado: nuestra propia voz sobre nuestra sexualidad.

Nombrar lo innombrable: un ejercicio de memoria corporal
El 17 de julio de 2025, en el marco del Seminario Permanente de Género de GESMujer, se llevó a cabo la sesión “Mi sexualidad tiene la palabra: Los ospes (órganos sexuales pélvicos externos) femeninos y masculinos”, facilitada por la licenciada Adriana Batista Von Knoop. Más que una charla, fue una experiencia profundamente movilizadora.
A través de una metodología lúdica, las personas participantes dieron forma y palabra a sus OSPEs. Lo que comenzó como un ejercicio de expresión artística se convirtió en un acto de sanación colectiva y de reapropiación de los cuerpos.
¿Para qué hacerlo? Para reconocernos. Para quitar la carga que históricamente nos han dicho, que son órganos sexuales reproductivos, como si su único fin fuera la reproducción, es una forma de cuestionar los mandatos que han moldeado cómo pensamos, sentimos y callamos sobre nuestra psicosexualidad. Para escuchar a nuestros OSPES —una manera amorosa y simbólica de nombrar nuestros genitales— y permitirles decir lo que por siglos nos han negado: el derecho al placer, a mirarlos, a escucharlos a sentirlos.

Entre la vergüenza y la liberación: el poder de reescribir la narrativa
No fue fácil. Nombrar, dibujar, escribir y luego compartir en plenaria lo que sentimos respecto a nuestro cuerpo tocó fibras profundas. Aparecieron temblores, lágrimas, incomodidad. así como la valentía, la ternura y la fuerza colectiva.
Los testimonios reflejaron un espectro amplio de vivencias: dolor, abusos, silencios heredados… pero también placer, alegría, resistencia y deseo. Algunas voces hablaron desde la rabia, otras desde el miedo o la duda; todas desde la verdad. Y eso, en una cultura que nos ha enseñado a callar, es un acto político en sí mismo.
Lo personal es político: un análisis desde el feminismo interseccional
¿Qué nos dice este ejercicio como organización feminista? Que hablar de sexualidad no es solo hablar de genitales. Es hablar de historia, de poder, de colonización del cuerpo. Es denunciar cómo el sistema patriarcal, racista y heteronormado ha construido nuestra relación con el deseo y con la vergüenza.
Desde GESMujer, entendemos que el cuerpo es territorio: un espacio donde se inscriben las violencias, pero también donde germinan la resistencia y el placer. Reivindicar la psicosexualidad como un tema legítimo de diálogo político y colectivo es parte de nuestra apuesta por un feminismo interseccional, donde todas las voces, todos los cuerpos, tengan lugar.
Porque lo que no se nombra, no existe. Y nosotras existimos.
Llamado final: más palabras, menos silencios
¿Quién decide qué parte de nuestro cuerpo puede hablar? ¿Quién se beneficia del silencio impuesto sobre nuestros genitales, sobre nuestro placer, sobre nuestro dolor?
Este taller nos permitió resignificar las narrativas impuestas para reescribirlas desde el respeto, la conciencia y la colectividad. Parte de este proceso fue reconocer los tiempos, los límites y las heridas de cada persona participante. Así como reconocer que el acto de escuchar, de acompañar… también transforma.
En GESMujer seguiremos apostando por espacios que incomoden al poder y que nos abracen en lo colectivo. Porque hablar de nuestra sexualidad no es un lujo, es una necesidad urgente. Es parte de nuestra dignidad. Es memoria. Es cuerpo. Es lucha. Y tú, ¿te has escuchado últimamente?

Fotografía: Seminario Permanente de Género “Reescribiendo Narrativas”, GESMujer, 2025.