COMUNICADOS
La gama de problemáticas que enfrentan las mujeres en materia de salud y educación, sobre todo en el contexto indígena y afromexicano, fueron ignoradas por los candidatos a gobernador de Oaxaca durante su participación en el segundo debate que organizó el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca.
En vez de aprovechar este ejercicio democrático para intentar convencer a las ciudadanas de que tienen algún interés por ofrecer acciones afirmativas que reduzcan sustancialmente la brecha de desigualdad en el que destaca el rezago educativo que más afecta a las mujeres o acabar con las reiteradas violaciones al derecho a la salud, incluida la sexual y reproductiva, los candidatos a gobernador optaron por la descalificación mutua.
Es preocupante que las mujeres indígenas, quienes por ser mujeres, indígenas y pobres, son triplemente violentadas, fueran las grandes ausentes cuando cada uno de los candidatos abordó la temática de pueblos y comunidades indígenas.
Si ni siquiera existen en el discurso político de quienes prometen cambiar lo que se acentuó con políticas públicas excluyentes, es poco probable que las mujeres indígenas sean incluidas y consideradas para expresar su opinión de lo que se requiere hacer para empezar a cambiar esa realidad que de manera natural y cotidiana les genera desigualdades como el analfabetismo, la baja escolaridad, los embarazos a edad temprana, su exclusión de la toma de decisiones, las inexistentes oportunidades de desarrollo y los múltiples tipos de violencia que viven, en su mayoría justificada en que su cultura “es así”.
Sin un lenguaje incluyente, los candidatos a gobernador prácticamente centraron el tema educativo en el añejo conflicto magisterial, ignorando que de impulsarse una educación integral y con perspectiva de género se podría empezar a incidir en la construcción de una sociedad más igualitaria y libre de estereotipos de género, ya que son éstos los que siguen incidiendo para que la deserción escolar o la baja escolaridad se acentúe en las niñas porque su rol de madre, más pronto que tarde, las confinará al cuidado de las y los hijos.
Es cierto que la veintena de partos que han ocurrido afuera de las instalaciones de salud o en la vía pública fueron al menos mencionados brevemente cuando se abordó el tema de salud, sin embargo no sé escucho una acción concreta para mejorar la atención de las mujeres durante el embarazo, mucho menos de las acciones para prevenir que Oaxaca siga ocupando los primeros lugares del país en mortalidad materna, en su mayoría por causas prevenibles.
Mientras falte sensibilidad del personal médico para garantizar a las mujeres embarazadas su derecho a la salud, de poco servirá incrementar la infraestructura hospitalaria si no se reconoce la partería como una alternativa de atención y acompañamiento de los partos, sobre todo en las comunidades indígenas.
Al ser las mujeres quienes conforman poco más de la mayoría del padrón electoral los siete candidatos a gobernador todavía cuentan con 15 días de campaña, tiempo en que pueden dar a conocer propuestas que hagan ver un interés real de conocer y atender las problemáticas de las mujeres, alejados de acciones paternalistas que las muestren como un grupo vulnerable.
El 5 de junio representa para las mujeres una oportunidad de ejercer su derecho al sufragio femenino de manera informada, un derecho por el que muchas mujeres han luchado a lo largo de la historia, sin que se garantice aún su derecho a participar en la toma de decisiones y su elegibilidad al frente de un gobierno como el de Oaxaca.
