No hay productos en el carrito.

portada

Salud quebrantada. Por Soledad Jarquín Edgar

“El embarazo adolescente y la muerte materna son dos temas fundamentales en la vida de las mujeres en general, pero que se agudizan en comunidades indígenas. Oaxaca es una entidad con 570 municipios, más de diez mil comunidades dispersas a lo largo de su territorio complicado orográficamente por la presencia de las dos serranías más importantes que atraviesan el país: las Sierras Madre Oriental y la Occidental.

Esa condición ha provocado la falta de comunicación para dotar de servicios a la población, servicios tan importantes y elementales para la vida como el agua potable o médicos, además de instituciones educativas más allá de las escuelas básicas. De ahí que sea común escuchar en boca de la clase política expresiones como la persistente “deuda histórica con Oaxaca”.

Y aunque han inventado de todo, la verdad es que los esfuerzos, cuando existen, se diluyen con resultados que marcan la vida de las personas en condiciones que en otras regiones del país se resuelven sin mayor complicación.

Tal es el caso de la muerte materna donde la atención oportuna y eficiente salva vidas o la educación en derechos sexuales y reproductivos que ayudarían a las más jóvenes a prevenir embarazos no deseados, o en general, la educación que fortalecería a las adolescentes y jóvenes a retrasar un embarazo.

Por ello resulta por demás importante la tarea que el Grupo de Estudios de la Mujer “Rosario Castellanos” hace en Oaxaca, donde más de cien jóvenes, todas pertenecientes a uno de los 16 grupos indígenas, a lo largo de 20 años han sido favorecidas con una beca para estudiar la preparatoria o el bachillerato, a pesar de que no tenían ninguna oportunidad, debido como hemos dicho, a la falta de instituciones en sus comunidades para continuar. No es fácil para ninguna familia campesina o artesana enviar a sus hijas a estudiar fuera de la comunidad, ello implica manutención, renta y pago de estudios.

Las becas Guadalupe Musalem han cambiado sus vidas. Hoy casi todas terminan una carrera universitaria y todas contribuyen en tareas sociales con el enfoque de género o feminista a mejorar la vida de otras mujeres en sus comunidades. Tres de ellas han ganado Premios Nacionales de la Juventud y algunas han obtenido becas para estudiar sus licenciaturas y postgrados en universidades mexicanas y extranjeras.

El “pero” existe porque de acuerdo con la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser), Oaxaca sigue cargando el nada honroso primer lugar en muerte materna, en tanto los embarazos adolescentes siguen siendo el talón de Aquiles y reflejan con claridad el problema de discriminación que sufren las jóvenes y adolescentes.

En una reciente conferencia de prensa, las voceras y promotoras de esta red en Oaxaca, Sofía Robles, primera mujer en ocupar el cargo de presidenta municipal en Tlahuitoltepec, Mixes, y Mayra Morales Aldaz, psicóloga, mostraron cómo pese a la gravedad del problema, lo que se ve es opacidad en el manejo de los recursos públicos por parte de los servicios de salud de Oaxaca y, por otro lado, ni los derechos sexuales ni reproductivos forman parte de las agendas políticas de los partidos políticos que ahora están en contienda para las elecciones del próximo domingo.

Entre los datos ofrecidos por las voceras de Ddeser destacaron los resultados de la Encuesta de Salud y Derechos de las Mujeres Indígenas (ENSADEMI) 2008 que reporta que 62.7 por ciento de las mujeres en edad reproductiva entrevistadas de tres regiones indígenas de Oaxaca manifestó haber tenido su primer embarazo entre los 11 y los 19 años de edad.

“Entre los factores que pueden ocasionar esta situación en las poblaciones indígenas de esa entidad destacan la presión conyugal, comunitaria y de grupos religiosos que favorecen maternidades tempranas; así como la falta de información temprana sobre métodos anticonceptivos, derechos sexuales, derechos reproductivos y al estigma que existe sobre aborto”.

Sin duda alguna estamos frente a un grave problema, como señalan las activistas “los embarazos tempranos se han mantenido sin variaciones sobre todo entre los sectores sociales más pobres”. Problema invisible, sí, entre tantos asuntos de las mujeres que hoy por hoy siguen en esa condición para muchos tomadores de decisiones, aun cuando existen esfuerzos para enfrentar este rezago, producto, entre otras cosas, de las políticas emprendidas por los 12 años de gobiernos de la derecha, encabezados por los ex presidentes Fox y Calderón.

Pegadito del problema del embarazo temprano está el de la muerte materna. Que pese a que las estadísticas muestran una disminución importante, lo cierto es que hoy por hoy Oaxaca encabeza la lista de entidades con mayor número de decesos por cada 100 mil nacimientos estimados. Este año, el reporte habla de nueve defunciones. Y como planteaba al principio, además de los problemas de salud originados por la pobreza, las mujeres enfrentan uno real y terrible, clínicas de salud en las comunidades permanentemente cerradas, sin personal adecuado para atenderlas.

Ello implica que inicien un largo recorrido pueblo tras pueblo, a ver hasta donde alcanzan a llegar pero otras veces no es posible. El Hospital General “Dr. Aurelio Valdivieso”, hoy en paro desde el 4 de mayo pasado, atiende cada día 25 partos en promedio y nueve cesáreas, “este hospital atiende los casos más difíciles”, según nos confirmó el dirigente de la Sección 07 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud, Carlos Pérez Bautista.

Como dicen por ahí al perro más flaco se le pegan las pulgas. El paro de labores en específicamente en el hospital se debe a la saturación de servicios, una enfermera que debe atender a tres pacientes termina su turno hasta con el doble de enfermos que ocupan camillas o sillas en los pasillos. El personal médico está saturado y ésta es la demanda más sentida tanto para el personal como para quienes acuden al hospital.

En Oaxaca no solo es posible encontrar una clínica sin personal médico, o con una persona encargada nombrada por la comunidad, es decir, sin los conocimientos básicos, también es posible encontrar las clínicas cerradas, no por el paro, sino por cuestiones inexplicables. Lo que da lugar a los llamados “partos fortuitos” que abundan y que se dan cuando por falta de atención las mujeres paren en la calle, en el jardín o en el baño de una clínica.

Hace tres legislaturas la diputada del PAN, Perla Woolrich, exigió a Ulises Ruiz la construcción de un hospital de la Mujer, que inició en Reyes Mantecón, una población cercana a la capital oaxaqueña. La obra que tenía un avance notable fue detenida en la actual administración y de acuerdo con el responsable de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos, acusado entre otras cosas de nepotismo y corrupción, no hay forma de equipar el hospital. Tenorio tiene sobre sí el peso de sus declaraciones, desde su llegada a Salud se opuso a rotundamente a continuar la obra.

No quería el actual gobierno terminar lo que sería “la corona” de la obra hospitalaria iniciada en el sexenio anterior. Sin embargo, pese a su declaración negativa, lo que ha trascendido es que existe es una corriente ciudadana que empuja a la conclusión de esta obra lo que podría ocurrir este mismo año, ya que el mismo Gabino Cué ve con buenos ojos esa acción.

Mientras son peras o manzanas, lo cierto es que la saturación o la falta de servicios en las comunidades y municipios dan el mismo resultado, la muerte de mujeres cuando no tendría que ser así.”

Nota tomada de SemMéxico (Servicio Especial de la Mujer por la equidad informativa), una plataforma informativa con perspectiva de género, disponible en el siguiente link: http://www.semexico.org.mx/archivos/1391