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“¿Todavía soltera?”: Presión social sobre las mujeres y el matrimonio

Por Martha Elizabet Hernández, Licda. en Mercadotecnia y colaboradora del GESMujer Rosario Castellanos A. C.

A pesar de que existen muchos logros entorno a la igualdad, persiste el estigma y la presión social para encajar en el modelo de familia tradicional.

“Solterona”, “¡se te está yendo el tren!”, “te vas a quedar para vestir santos”, “¿Y tú para cuándo te casas?”, “hermana saltada, hermana quedada” estos y muchos comentarios más son los que todavía hoy en día tenemos que oír las mujeres solteras. A pesar de que suenan antiguos, es la realidad para muchas de las mujeres que viven sin pareja y que con esta decisión desafían una tradición heteropatriarcal que nos ha hecho creer que las mujeres tienen que casarse (con un hombre, obviamente) y tener hijos para sentirse realizadas.

La presión social todavía es muy fuerte, se vive en momentos cotidianos, cuando vas a la tienda o te encuentras con una vecina, y de manera clásica en la cena de Navidad con los comentarios de un familiar. Nos han educado en el ideal del amor romántico, crecimos soñando con el príncipe azul y, por más que sepamos que esto es una mentira, todavía pesa. Sobre todo, cuando vas viendo que la mayoría de tus amigas están casadas y tienen hijos, te sientes fuera de lugar.

Se sigue haciendo mucho escándalo por no tener pareja, actualmente, a nivel teórico, todas sabemos que no necesitamos un hombre para ser felices, pero a nivel práctico es muy diferente.

A pesar de la presión social a la que somos sometidas las mujeres solteras, el juicio más duro no es el externo, sino el interno.

Las solteras tienden a cuestionar su propio “valor” porque la sociedad relaciona la pareja con el hecho que alguien haya validado tu valor; por lo tanto, la pareja te da valor y, si no tienes, vales menos, literalmente.

La soltería nos enseña, precisamente “el valor de la soledad”, puesto que ser soltera nos da la posibilidad de pasar mucho rato sola y este es un espacio que al conquistarlo de manera saludable tiene una repercusión increíble en tu vida porque ganas libertad. La soledad de manera positiva nos hace valorar mucho más lo que tenemos en nuestras vidas y las personas con las que intercambiamos estas experiencias.

 Más allá de la pareja hay afectos, relaciones, y toda una vida.

Por ello, es el momento de ignorar la presión social, y es qué, cómo dicen “yo decido el cuándo, el dónde y el con quién”. Debemos pensar en nosotras, tener claro que es lo que queremos nosotras, cuándo lo queremos y con quién lo queremos. El estado de tu vida sentimental no es, ni será nunca, asunto de nadie y nadie tiene, por tanto, derecho a juzgarla.